La aromaterapia opera en la intersección entre el olfato y el sistema nervioso. Al inhalar los aromas de los aceites esenciales, se estimulan los receptores olfativos, enviando señales directas al sistema límbico, el centro emocional y de memoria en el cerebro, conectado con el instinto, las emociones e incluso el humor.

Cada aceite esencial posee propiedades únicas, desde relajantes hasta revitalizantes, estos aceites tienen el potencial de influir en las emociones, la concentración y el bienestar general.

La aromaterapia tiene la extraordinaria capacidad de desencadenar emociones. Establece una conexión profunda con nuestros estados de ánimo, proporcionando consuelo, alivio y elevando la calidad de nuestras experiencias cotidianas.